miércoles, 30 de noviembre de 2011

METROAPRETADOS



Autos, colectivos, motos, taxis, camiones y bicicletas piden pista en la Av. Juan B. Justo desde Liniers hasta Palermo. Viajar desde el Oeste hacia el Norte de nuestra enloquecida Ciudad Autonoma de Buenos Aires se convierte en una experiencia extrema-religiosa en las horas pico, es decir cuando la gran masa trabajadora tiene que llegar a sus distintos lugares de trabajo.
Gracias a la gestión del gobierno PRO, hace algunas semanas comenzó a funcionar el Metrobus, colectivos dobles con fuelle con algunos asientos nuevos. Tanto estos como  las distintas unidades de las líneas de colectivos que atravesaban la Av. Juan  B Justo ahora circulan por un carril especial, teniendo paradas  cada cuatro cuadras aproximadamente con sus dársenas correspondientes. Hasta aquí pareciera todo muy bonito sin ahondar en la escasez de móviles que frecuentan la Avenida y el gran embrollo que se produce en las distintas dársenas para poder acceder a las diferentes colectivos, gente corriendo de un extremo a otro de las mismas.
Lo que llama la atención es que después de haber esperado tanto tiempo y soportado tantas obras de infraestructura y  haciendo carne el “DISCULPE LAS MOLESTIAS ESTAMOS TRABAJANDO…”  al día de la fecha seguimos viajando cual ganado vacuno o peor.  Por empezar podríamos decir que se complica sobremanera subir al colectivo cuando en la puerta hay personas apretadas y encajadas cual puertas humanas con el  peligro que esto acarrea.
Luego de haber dejado pasar tres o cuatro unidades,  lo que implica perder tiempo, tener mucha paciencia y voluntad uno logra subir al colectivo, comienza el Leit Motiv de la aventura, es decir que entre otras cosas, hay que intentar respirar, rezar por un asiento, tomarse fuerte de donde se pueda, cuidar que los chicos no se caigan, cuidar las pertenencias y estar atentos de si alguna persona con discapacidad, embarazada, o de tercera edad necesita un asiento. En pocos segundos pasamos a ser parte de una gran bola humana, donde el cansancio, el mal humor, el nerviosismo, la impaciencia son parte del pegamento de la misma. Entonces yo me pregunto: ¿En que favorecen estos minutos  que se ganan de viaje si la calidad del mismo sigue siendo pésima? Escuche decir en muchos medios de comunicación que la gente iba a llegar mas rápido al trabajo, que los móviles eran mas lindos, que hasta iban a tardar menos que viajando en automóvil.
Menos tiempo pero igual o mas apretados, enojados, malhumorados, cansados. Minutos menos ¿Pero como llegamos?